Wednesday, June 03, 2009

Sueño de la insoportable belleza

Frente a un espejo se mira, inseguro al principio, la visión se va aclarando conforme puede concentrarse.
Sabe que es él, pero el espejo le devuelve la mirada de unos ojos femeninos. Observa el cabello largo y sedoso que le llega hasta la espalda; los labios carnosos y coloreados de carmín; el cuello terso y sin una sola arruga.
Pero el cuarto no es el mismo en el que vive y duerme. Puede ver muebles de un diseño muy viejo, como principios de siglo. Además, encima del tocador hay frascos y afeites varios. No es sino cuando su mirada se posa en el escote que se da cuenta de que el reflejo está desnuda. Los pechos tienen los pezones erectos, y están firmes. La curva del estómago se pronuncia apenas, y es como si invitara a su mano a recorrerla.
La excitación va en aumento, y quiere ver más del cuerpo que tiene frente a sí, puede verlo recorriendo los labios con la lengua, humedeciendo su superficie. Se levanta, por instinto lleva la mano a su entrepierna, casi al mismo tiempo su reflejo se levanta y copia su gesto.
La sorpresa se apodera de él, conforme se da cuenta del vacío que hay en su entrepierna, una hendidura en lugar de su sexo, y se convierte en estupor conforme se da cuenta de que es su reflejo quien tiene el pene en su mano y comienza a acariciarlo con la mayor de las impudicias. La sonrisa de la mujer lo provoca, lo tienta, y él comienza a su vez a hundir sus dedos en la oquedad. En el fondo del espejo, Takata mueve la cabeza, desaprobando la ceremonia que el gusano ha organizado en el sueño.
Algo habrá que hacer.