Thursday, March 26, 2009

Otra vuelta de Mitología

De buena fuente se sabe que un grupo de mujeres, armadas hasta los dientes, buscan entre la población a un tal Herakles.
Se recompensará con una destripada rápida a quien pueda proporcionar datos que lleven al paradero del susodicho.
La última vez que las mujeres le vieron, el individuo portaba una piel de león cruda por todo vestido, y exhibía sus atributos sin ningún pudor.
Si usted tiene datos que permitan su localización, favor de salir a la calle más cercana, pues las mujeres se encuentran devastando las ciudades.
Dicen que Herakles se olvidó de regresar para seguir encadenándolas.

Tuesday, March 10, 2009

Prometeo en cadenas

Prometeo soñó que, de nuevo, robaba el fuego a los dioses.
Corría para dar el don a los hombres.
Atrás de él, la cólera de los olímpicos volvía a estremecer los cielos.
Pronto, el titán se halló entre las pequeñas criaturas que apenas vestían pieles crudas, y señalaban sin atinar a emitir un ruido, la flor roja que Prometeo llevaba en alto.
Quiso que la recibieran, y quiso que en adelante, los hombres pudieran pasar la noche sin sobresaltos.
Al ofrecer el fruto de su crimen, los hombres se apretujaron y en sus rostros el horror tomó forma. Los más osados acercaron sus manos, sólo para retirarlas ante la mordedura.
El temor cede el paso a la ira, y el deseo de acabar con éso, que no entienden, va imponiéndose en el grupo, sin necesidad de palabras.
Arrojaron piedras, palos, arena en contra de la flor que muerde y su portador.
De nada valió el hecho de que Prometeo hubiera sido su benefactor en otras ocasiones.
Ante la andanada, el titán vacila, retrocede, y de su mano cae la brasa.
Ya en el suelo, el resplandor se debilita hasta extinguirse. Y en el cielo, un fulgor más intenso va perfilándose a espaldas del ladrón, que esté temblando...