Wednesday, February 11, 2009

En lo subterráneo

A su alrededor la gente se arremolina en los andenes, en los torniquetes de entrada, la estación es un hervidero de gente.
Del mismo modo, los trenes salen y llegan con velocidad vertiginosa; ocupando las vías, una encima de otra.
El ruido aumenta conforme la gente lucha por subir a los atestados vagones, invaden las vías y los túneles para llegar hasta los trenes.
Gente que esperaba llegar hasta los andenes tiene que salir por la boca de los túneles. Así de intenso es el tráfico, que impide a los trenes descargar su pasaje en el lugar señalado.
Entre el gentío, siente de repente que alguien lo observa.
Poco a poco se va abriendo un espacio por entre los cuerpos, y es entonces que lo aprecia completamente. Lo ha visto antes, cuando aborda el metro, y en los vagones él va pidiendo limosna, con la monodía que es capaz de emitir por su garganta.
El pelo es hirsuto, negro y lacio, muy lacio, como agujas apuntando al suelo. Los dientes se proyectan hacia afuera desde la mandíbula superior, y los dientes inferiores apenas pueden verse. No tiene cuello, ni mandíbula inferior.
Sólo puede regurgitar algunos sonidos: "AHHHHH, AHHH, AAAHHHHHHH".
Pasa por entre los usuarios, que se cuidan bien de no tocarlo, ni siquiera rozarlo. Como si temieran que el simple hecho de estar cerca de él les contagiará no se sabe qué.
Alguna vez escuchó el apodo que un desocupado le puso... ¿cuál era?
¡Rey Sapo!
Eso es, el Rey Sapo, que pasa con su bote pidiendo monedas, mientras alcanza a gemir lo que él entiende por una canción.
Lento, va caminando directamente hacia él. Los ojos lastimeros no dejan de verlo.
Aparta a uno y otro lado a los viandantes. Y se encuentra muy cerca "¡AHHHH, AHH, AAHHH!";
él no puede salir, porque la gente se aglomera y le impide el paso. Empuja, y resuella, pero es inútil. ¡No le dejan salir!
Vuelve a empujar y no sucede nada, la gente sigue parada, esperando llegar hasta el andén.
Algo, como un hormigueo le recorre la espalda. Sus nervios están haciendo estragos en su estómago.
No quiere voltear, porque sabe que ya está ahí.
Está sudando frío, y quiere que esto termine. Voltea, y frente a él se encuentra Rey Sapo.
Sostiene su bote con monedas, y comienza a abrir su boca....

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